Budapest, al igual que en Praga, está dividida en dos partes por el río Danubio. De hecho, en realidad Budapest son dos ciudades distintas: Buda y Pest (la ciudad antigua y la ciudad moderna). El inigualable Parlamento está situada a orillas del río, la estampa que forman el río, los puentes (el de las cadenas y en antiguo) y el Parlamento es única en el mundo. Fuimos a visitar un castillo medieval en la misma orilla de Pest de una belleza tremenda, es como si estuviésemos en el siglo XII. Hay numerosas estatuas dedicadas a los grandes guerreros húngaros que combatieron en cruentas guerras defendiendo al imperio austro-húngaro

Dentro del castillo, en el jardín, hay un monumento erigido en memoria de Zóltan Kòdaly, famoso pedagogo y compositor musical (en la foto estamos sentados junto a él). Junto con los pedagogos Dalcroze, Willems y Orff, Kódaly revolucionó la educación musical y aportó nuevas visiones para enseñar Música a los niños.

Entre sus logros destacan:
–  Renovó las técnicas dedicadas a la formación vocal en las escuelas.
– Inventó la Fononimia: un método utilizado para enseñar las notas musicales y la altura de los sonidos a través de gestos con la mano.

Recopiló, junto a su amigo y compositor Bela Bártok (aún más relevante que él) piezas musicales del folclore popular, canciones y danzas húngaras que servirían de base a los niños húngaros para aprender música alcanzando un nivel superior a otros países europeos.
 

Budapest es una ciudad cosmopolita donde conviven armoniosamente varias culturas, entre ellas la judía. Aquí vemos una sinagoga de una belleza tremenda y una altura bastante imponente: para que os hagáis una idea, para echar la foto y que saliera el edificio entero tuvimos que cruzar la calle (donde no hay ni un asqueroso paso de peatones y por poco nos atropella ni más ni menos que un autobús) y apoyarnos en el edificio de enfrente. 
La Sinagoga Judía de Budapest recibe muchos otros nombres: La Gran Sinagoga, La Sinagoga Dohány o la Sinagoga del Tabaco, ya que en judío, dohány significa tabaco.

Ya en Buda visitamos la famosa plaza de los héroes, situada frente al museo de Historia Antigua. La plaza, como la mayoría, tiene forma circular y a lo largo de toda la circunferencia se van desplegando las estatuas que honran el valor de estos soldados que dieron la vida por su patria

Pero sin duda, la joya de la corona de Budapest es el Parlamento, construído entre 1885 y 1902, es símbolo de la soberanía del país y uno de los edificios más bellos del mundo. En su época de construcción, el edificio era el mayor parlamento del mundo (hoy en día es el tercero, después de Rumanía y Argentina) y un claro ejemplo de la potencia económica y cultural húngara de finales del siglo XIX, que se vería apagada casi en su totalidad en el siglo siguiente, debido a las dos Guerras Mundiales y a la Guerra Fría que les seguiría. Nótese que en aquella época, Hungría tenía un territorio tres veces mayor al actual.

El Parlamento (Országház en húngaro) fue construído entre 1885 y 1902, siendo el edificio parlamentario más grande hasta entonces y la obra arquitectónica más ambiciosa y costosa de la época. El edificio tiene una longitud de 268 metros y 118 metros de profundidad. Contiene más de 20 km de escaleras, y 691 habitaciones (incluyendo más de 200 oficinas). La cúpula central tiene una altura de 69 metros, y es donde encontraremos los adornos más preciosos, que se reflejan en la vitrina en donde se muestra la corona de Hungría. El emperador Francisco José I de Austria y el primer ministro de Hungría, propiciaron entonces un concurso donde algunos de los más reputados arquitectos del mundo presentaron sus propuestas. Ganó Imre Steindl, con un fastuoso diseño ecléctico y neo-gótico, basado en el Parlamento de Londres.

Según sus propias palabras, “No quise crear un nuevo estilo arquitectónico para el Parlamento, porque no concebía construir con detalles efímeros un edificio que ha de durar centenares de años. He intentado, con modestia y cuidado, como se requiere con el arte, dar un toque nacional y de espíritu único a este magnífico estilo medieval”. Lamentablemente, Steindl no vería su obra finalizada ya que quedó ciego pocos meses antes de su inauguración, y murió ese mismo año. En la imagen nos encontramos ante la fachada del Parlamento.